Resumen:
En la década de los ochenta, en Iberoamérica empieza a desarrollarse
fuertemente la producción comercial de flores, en especial de rosas. Los
países de la región disponían de abundante mano de obra, bajos costos de
inversión en invernaderos y excelentes condiciones climáticas que les
garantizaban competitividad en el ámbito internacional. La competencia
surgió a nivel de países y no de productores dentro del mismo país, pues
casi la totalidad de la producción se destinó a la exportación desde sus
inicios.
La industria florícola ecuatoriana, se inicio en la década de los setenta, y ha
logrado un desarrollo impresionante; posicionándose dentro de los cinco
mayores productores del mundo; luego de Holanda, Colombia, Israel y
Kenya