Resumen:
Desde la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos pasó a ocupar la hegemonía global casi sin contestación. No obstante, la República Popular China ha demostrado durante las últimas décadas su intención
de romper con los imaginarios unilaterales y entrar disruptivamente en el escenario global, no solo como una fuerza más, sino como un potencial líder. A pesar de esto, Estados Unidos está lejos de ceder su espacio con facilidad. En este desafío a la hegemonía se encuadran las agendas que involucran el futuro de la mayor parte de la especie humana.