Resumen:
La baja productividad de la ganadería en la región interandina se debe a la combinación de varios factores, incluyendo raza, aspectos sanitarios, prácticas de manejo y nutrición de los animales. La limitada cantidad y calidad de forrajes disponible se ha señalado como el factor más limitante (Benítez, 1980).
Por los aspectos antes mencionados se deben desarrollar tecnologías que garanticen alta productividad por animal y por unidad de superficie. Estas tecnologías deben utilizar bajos insumos y gran interés en la selección y desarrollo de germoplasma de leguminosas y gramíneas forrajeras adaptadas a las condiciones propias de la región, especialmente con relación al tipo de suelo, condiciones climáticas, plagas y enfermedades (CIAT., 1982).
Hablando de mejoramiento de pasturas, hay un forraje que reúne características óptimas, para la nutrición de los animales lecheros. Esta forrajera es la alfalfa (Medicago sativa), llamada la reina de las forrajeras por la cantidad y calidad de las proteínas, vitaminas y minerales que la constituyen, y que son vitales en el metabolismo de los rumiantes, y además por la gran palatabilidad que tiene para estos (Albán, 1992).
En el mercado nacional existe una amplia gama de especies de leguminosas, las que se comercializan sin haber realizado las pruebas preliminares de adaptación. En algunos casos instituciones como el I.N.I.A.P. se han interesado por evaluar germoplasma proveniente del C.I.A.T., C.A.T.I.E., R.E.E.P.A.N, etc., en el caso de las Universidades estas han efectuado ensayos aislados dirigidos a uno o a pocos cultivares (Murillo, 2000).