Resumen:
Posiblemente uno de los aforismos más importantes que nos legó la Grecia clásica fue “conócete a ti mismo”. Esta sentencia, que según la escuela pitagórica, constituía la respuesta a “lo más importante”, relievaba la importancia de que el ser humano parta de un difícil y necesario conocimiento de su interioridad, sus capacidades y debilidades para así ser un aporte a la sociedad.
Trasladando este pensamiento a la cultura de las naciones, se podría afirmar que para el ser humano es imperativo conocer su identidad, como requisito fundamental para su desarrollo integral; así, el conocer la realidad nacional en sus múltiples facetas representa un reto y una obligación para las generaciones de ecuatorianos que se desenvuelven en un mundo globalizado, marcado por la complejidad e incertidumbre. En una difícil segunda década del siglo XXI en la que se presentan retos y oportunidades inimaginables, es importante conocer lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde nos proyectamos.